Reflexión higiene femenina

La pobreza menstrual es definida como la falta de acceso a productos de higiene femenina debido a limitaciones económicas, es una problemática que afecta a muchas estudiantes y puede tener repercusiones significativas en su rendimiento académico. La ausencia de recursos adecuados para gestionar la menstruación puede llevar a ausencias escolares, disminución de la concentración y, en última instancia, al fracaso escolar. En el ámbito educativo, la menstruación sigue siendo un tema tabú en muchas aulas. Esta falta de diálogo abierto puede deberse a la incomodidad de los docentes para abordar el tema, la falta de formación específica o la percepción de que es un asunto privado que no debe discutirse en clase. Sin embargo, no abordar la salud menstrual perpetúa la desinformación y contribuye a la estigmatización. En cuanto a la disponibilidad de productos de higiene menstrual en los centros educativos, existen iniciativas para proporcionar estos artículos de forma gratuita. Por ejemplo, en Cataluña, el Departamento de Igualdad y Feminismos anunció en 2021 la distribución de productos de higiene menstrual en los institutos para combatir la pobreza menstrual. Sin embargo, la implementación de estas medidas varía según la región y la institución, y no todos los centros ofrecen estos productos a sus estudiantes. Respecto a la regulación de precios, durante la pandemia de COVID-19, el gobierno español estableció precios máximos para productos esenciales como mascarillas y geles hidroalcohólicos para evitar prácticas abusivas. Esta intervención se debió a la emergencia sanitaria y a la necesidad inmediata de estos productos para proteger la salud pública. Por otro lado, los productos de higiene femenina, aunque esenciales para una parte significativa de la población, no han recibido la misma atención en términos de regulación de precios. En España, estos productos están gravados con un IVA del 10%, considerándose artículos de lujo citeturn0search0. Esta diferencia en el tratamiento puede estar relacionada con la falta de visibilidad y reconocimiento de la menstruación como un tema de salud pública que requiere políticas específicas para garantizar la equidad y el bienestar de todas las personas menstruantes. En conclusión, es fundamental abordar la pobreza menstrual desde una perspectiva integral que incluya la provisión de productos de higiene en los centros educativos, la educación y sensibilización sobre la salud menstrual, y la implementación de políticas públicas que garanticen el acceso equitativo a estos productos esenciales.

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